En el libro, que es una pieza esencial en el camino de la restauración hispánica a la que él estaba contribuyendo desde el servicio a su Rey, se intentaba explicar a los jóvenes de aquella generación que pertenece ya a un inmediato pasado, qué es España. Partiendo de sus raíces ibéricas, celtas, tartésicas, púnicas o griegas, hasta llegar a Roma a quien desde luego todo se lo debemos: la lengua, el derecho y especialmente la fe cristiana.