Aristoclo Prodos, un niño ateniense de once años, recibe el encargo de la diosa Atenea en su templo de recordar a sus conciudadanos la importancia y supremacía del mundo de las ideas sobre el mundo de los sentidos. Para ello cuenta con la ayuda de sus amigos Ágata y Esteban, y de un personaje que es conocido como el "tábano" o el "loco..." en el ágora ateniense.