El celibato, pudiendo ser asumido por cualquier cristiano, la Iglesia ha querido pedirlo, de manera particular, a quienes elige para el sacerdocio. El celibato por el Reino de los Cielos es un carisma y un don con el que el Señor ha bendecido a su Iglesia desde su mismo origen. En todos los ritos, se exige a quienes van a ser ordenados obispos. Y, en el rito latino, a todos los candidatos al presbiterado. También son muchos los cristianos laicos que se han sentido llamados a vivirlo. Ha sido y es un gran testimonio de fe y una fuente de energía al servicio de la Evangelización.