La enseñanza por medio de la indagación no es nueva, pues ya la practicó Sócrates. No acepta ciegamente lo establecido, sino que desafía y alienta el deseo de saber. Invitar a los alumnos a interrogar las evidencias que tienen ante los ojos significa convertir el aprendizaje en un proceso de resolver enigmas. En la enseñanza secundaria y también en la formación permanente de adultos hay que pedir a los alumnos que cuestionen los estereotipos, sus hábitos de pensar y sus percepciones rutinarias.