La mayoría de las armas hacen lo que les pides. La mayoría de las armas son controlables.
¿Y si el arma más peligrosa del mundo no fuera un misil inteligente, un submarino sigiloso o un virus informático? ¿Y si, en realidad, se tratara de un chico de diecisiete años con una mente prodigiosa, capaz de sortear los sistemas de seguridad más sofisticados y de manipular cualquier arma y volverla en contra de los más poderosos? ¿Qué no estaría dispuesta a hacer cualquier agencia de inteligencia para tenerlo de su lado?