Durante la Segunda Guerra Mundial el sacerdote alemán Bernard Häring fue incorporado a la Wehrmacht como sargento de Sanidad. En Rusia fue condecorado por su valor al atender a los heridos y moribundos y él mismo resultó herido. Testigo de las matanzas perpetradas por el ejército alemán, también encontró militares profesionales que le apoyaron en su tarea sacerdotal y humanitaria.