Publicada en 1925, es una de las primeras obras del escritor ruso, que prefigura ya lo que será su producción posterior, en la que se acrecienta su burla anticomunista. En 1928 el profesor Pérsikov, director del Instituto Zoológico del Moscú y experto mundial en batracios, queda perplejo al ver a través del microscopio cómo unas amebas se reproducen a velocidades supersónicas. La causa del furor reproductor está en un rayo luminoso cuyas propiedades se desconocen todavía. Paralelamente, una peste avícola asola las granjas de Rusia y termina con todas las gallinas.