Marcelo es un joven afincado en Madrid y amigo de la vida cortesana. Su tío le pide que abandone la ciudad y vaya a atenderle en sus últimos días a una aldea perdida de los Picos de Europa. Marcelo sacrifica su comodidad por el deber familiar y acude. La vida en la aldea es al principio de una monotonía exasperante, pero termina por ganar el espíritu de Marcelo, también porque allí se enamora de una lugareña.