En una noche de octubre de 1392, Hamet, médico del hospital de Granada, es requerido para asistir a un moribundo que presenta lesiones cutáneas similares a las producidas por quemaduras. El paciente es el Rey y se sospecha que ha sido envenenado. La aparición del cadáver de un indigente con idénticas lesiones a las del monarca, y cuyas ropas tienen un olor parecido al perfume usado por una prostituta, involucrará al médico en la trama de la conspiración para derrocar al monarca.