La Edad Media ha sido objeto de dos opuestas y monolíticas visiones. O bien reino de miserias, plagas y violencias; o bien tiempo de las grandes conquistas del espíritu: monasterios, catedrales, imponentes elaboraciones teológicas o desarrollo de las primeras universidades. Pero hay otra Edad Media que se aborda aquí: la de la coexistencia de esas dos visiones. De un lado, la que exalta la ascesis del contemptus mundi (desprecio del mundo en todas sus manifestaciones) tal y como hizo el papa Inocencio III a finales del siglo XII.