En la Extremadura profunda de los años sesenta, la humilde familia de Paco el Bajo sirve en un cortijo sometida a un régimen de explotación casi feudal que parece haberse detenido en el tiempo, pero sobre el que soplan ya algunos aires nuevos. Es época de caza y Paco se ha tronzado el peroné. Las presiones del señorito para que lo acompañe en las batidas a pesar de su estado sirven para retratar la crueldad y los abusos de una clase instalada en unos privilegios que considera inalienables y que los protagonistas soportan con una dignidad ejemplar.