La fascinación de la literatura fantástica occidental por la figura de la momia egipcia es la consecuencia del temor ancestral a los "resucitados" (vampiros, zombies...) unido al miedo por lo diferente y extraño: una cultura ya desaparecida, oriental y pagana. Lejos de ser un fantasma, la momia es un cadáver que regresa físicamente del más allá para atormentar a los vivos, un resucitado que viene a ajustarnos las cuentas, dispuestos a hacernos daño, a acabar con nosotros de forma brutal.