En este libro se estudia el pensamiento de los racionalistas franceses y empiristas ingleses sobre Dios, cuestión de la que no puede prescindir nadie que pretenda entender esos movimientos filosóficos, y resulta también imprescindible para quienes se preocupan de la teología filosófica. Y es que el asunto de Dios en esa época no es un tema más, sino la cuestión sin la cual ninguno de esos sistemas filosóficos podría construirse. Por eso, no resulta extraña la relevancia que sus creadores le otorgan y que el autor de este estudio va poniendo de relieve.