El tema latente en todas sus historias es precisamente la influencia positiva de las tradiciones culturales transmitidas de forma natural en el seno de la familia. Son los niños, vecinos en una comunidad muy pequeña, los protagonistas de las historias que Astrid Lindaren escribe: sus juegos, sus descubrimientos del entorno que les rodea, sus picardías, los interrogatorios a los que someten a los adultos en su búsqueda de respuestas a las inquietudes propias de la infancia y adolescencia.