La obra plantea de forma novelada la amenaza que el radicalismo islámico supone para Occidente en general y los Estados Unidos en particular, como su más destacado representante en la actualidad. A través del personaje encarnado por el activista egipcio Ahmed ibn Baraka, la novela expone los fundamentos doctrinales inspiradores de los movimientos de violencia basados en la Yihad (guerra santa) contra los no creyentes en el Corán.