Una caja salta por los aires tras aquella explosión que destruyó la catedral de Oviedo en octubre de 1934. Uno de los encargados de detonar la dinamita se hace con los documentos que contenía dicho cofre y, con el tiempo, se los lega a su hija. Aquellos manuscritos no son otra cosa que la biografía de Alfonso II, el rey que engrandeció Oviedo, contada por su conde de palacio.