Verano del año 480 a.C. El poderoso ejército persa, bajo el mando del rey Jerjes, avanza por el Mediterráneo con un objetivo claro: la conquista de Grecia. Atenas y Esparta se disponen a defenderse y, frente a la superioridad numérica de los persas, se ven forzados a emplear su ingenio. Leónidas, rey de Esparta, y sus guerreros hoplitas aguardan al ejército persa en el angosto paso de las Termópilas. En un acto de heroísmo que les costó la vida, los trescientos espartanos dan a Grecia el tiempo suficiente para que Grecia se preparase para el verdadero combate.
