Mientras un inquietante interlocutor aborda a Jérôme Angust en la sala de espera de un aeropuerto, este se muestra molesto porque no puede leer.
Angust intenta deshacerse de él con maneras nada amables, pero todo es inútil. El hablador muestra un cinismo exasperante y aborda temas íntimos con una crudeza y falta de tacto aterradores