Felipe IV

Comedia escrita por Rojas Zorrilla, Coello y Calderón de la Barca para una fiesta de la corte de Felipe IV en Madrid, que se representó en enero de 1636 y ha permanecido inédita hasta que la han editado en 2010 dos especialistas de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Pedro Téllez-Girón, tercer duque de Osuna, virrey de Nápoles, Grande de España y valedor de Quevedo, fue una figura clave, aunque poco conocida, del reinado de Felipe III. La sangrienta luna propone una sorprendente explicación para la turbia intriga política que lo llevó a prisión, donde murió. Tres siglos después, el diario secreto que don Pedro escribió desde su celda cae en manos de Xabier, un arqueólogo vasco que se obsesiona por desentrañar uno de los más oscuros e intrigantes episodios de la historia de España: la inconcebible caída en desgracia del poderoso noble.

Historia fabulada del esclavo morisco de Velázquez, Juan de Pareja, al que el pintor sevillano retrató. Al hilo de la historia de Juan de Pareja, el autor recrea la vida cotidiana en el palacio de Felipe IV y fuera de él.

Siglo XVII. Mientras Felipe III agoniza en su lecho, el hombre más ambicioso y poderoso del reino, el conde duque de Olivares, consuela al débil sucesor a la corona, Felipe IV, príncipe de Asturias, con una única intención: dominar su frágil voluntad para hacerse con el poder. Entre tanto, en la villa y corte de Madrid la decadencia del gran imperio español afecta por igual al clero, la nobleza y el pueblo. La moral y las buenas costumbres que desde los tiempos de los Reyes Católicos imperaban se diluyen inexorablemente.

La orden del Templo fue creada en Jerusalén, a comienzos del siglo XII, para proteger a los peregrinos que acudían a los Lugares Santos. Sus integrantes se comprometían a observar votos de pobreza, castidad y obediencia, y a combatir al infiel en todos los campos. Conciliaron así por primera vez la vida militar con la religiosa.