La admiración es un presupuesto del arte de filosofar. Todo hombre, por el mero hecho de serlo, se seinte llamado a interpelarse y a interpelar la realidad que le rodea. Es necesario saber admirar para saber vivir. La rutina es lo que limita y estrecha los horizontes si la dejamos crecer a nuestro lado. Admirarse de las cosas diarias es necesario para rescatar el valor extraordinario que cada una de ellas tiene.