El universo ideológico de Wagner y sus poliédricas proyecciones no exclusivamente musicales (y, sin embargo, determinantes en la definitiva conformación musical y estética de su obra), el fenómeno único de un Nietzsche compositor que hace de la música el núcleo de su estética y el eje sensible de su propia existencia, así como la intensísima y compleja relación de ambos, trascendente del plano puramente personal, constituyen experiencias apasionantes y oscuras que en lo humano y lo artístico e intelectual no tienen un fácil parangón histórico.