Brandes evoca los hechos que han marcado su vida: dos guerras mundiales, el exilio, sus amores y desamores, su evolución pictórica.... Pero, sobre todo, recuerda la visita del asesor de arte de Göering, que quiere obligarle a cederle un cuadro de Cranach. Y en todo se advierten las pequeñas formas de resistencia que pueden dar sentido a una vida.