El hombre, con palabras de Zubiri, «no tiene, consiste en religión», o sea, es religión, religación respecto de lo divino. Lo que uno tiene puede perderlo. Lo que se es, no se deja de serlo mientras se es o existe. De ahí la universalidad del sentido religioso. De ahí que quien no acepta la religión tradicional se incorporará a otra, tal vez a una secta de signo religioso, mágico o ideológico, incluso elaborará su propia religión alternativa, aunque profese no ser religioso, creyente.