Han pasado dos siglos desde la muerte de Cristo. La iglesia cristiana aún es perseguida y ya asoman en su seno las primeras divisiones. Mientras tanto un hombre, Calixto, está a punto de convertirse en el decimosexto sucesor de san Pedro. Un destino que nadie habría podido predecir. Ni los legionarios que lo vendieron a Roma como esclavo, ni el poderoso senador que lo asesoró, ni la concubina del emperador, Marcia, a quien le une una pasión desmesurada.