La historia de los llamados «huérfanos del Imperio», aquellos niños que los funcionarios coloniales enviaban a la metrópolis para que se criaran con parientes lejanos o familias de acogida, es el marco elegido por Jane Gardam para abordar uno de sus temas favoritos: la relación entre la vida interior, amalgama de recuerdos suprimidos, anhelos y fantasías, y las máscaras públicas que adoptamos en nuestra existencia diaria.