Según la autora, esposa del reconocido escritor y orador norteamericano Dale Carnegie, la juventud es más bien una actitud mental y no una cuestión de años. La persona madura es quien puede conservar la juventud de espíritu necesaria para ser feliz en la vida; por el contrario, la persona inmadura se fija solo en las arrugas y olvida los componentes esenciales de una vida llena de plenitud.