La gloria de Grecia, la grandeza de Roma… Hasta no hace demasiado tiempo, era común entre nosotros el deseo de conocer nuestra historia y el orgullo por nuestra herencia cultural. Pero hoy ya no es así. ¿Las enseñanzas de Platón? Irrelevantes. ¿La cultura de la Roma clásica? Un ejercicio de chauvinismo. ¿La impronta del cristianismo en nuestra historia? Un hecho intolerable. ¿El papel de la Hispanidad en el mundo? Algo de lo que avergonzarnos. Sí, hay algo que todo periodista e intelectual progresista que se precie no puede soportar: nuestra propia civilización occidental.