Nacida del matrimonio entre Enrique IV de Castilla -sobre cuya impotencia circulaban amplios rumores en la corte- y de la frívola reina Juana -hermana del rey de Portugal-, la princesa Juana fue acusada por los adversarios de su padre de ser hija bastarda del favorito real, Beltrán de la Cueva. Bajo la presión del partido nobiliario contrario a que Juana reinara en Castilla, fue declarada princesa ilegítima, hasta que Enrique IV nombró a su hermana Isabel heredera al trono