Franz Kafka fue un apasionado espectador de los primeros días del cinematógrafo tal como revela esta original lectura de sus cartas y diarios. Kafka va al cine indaga en esa pasión que se esconde en las páginas más íntimas del autor checo y sigue el rastro de las películas que le fascinaron en las salas de París, Milán y Múnich, que visitó en sus viajes junto a Max Brod, o en las noches de Praga y Berlín.