Los temas tratados en la citada Carta, la belleza, la creatividad, el desarrollo de las artes, se inscriben en el grandioso escenario abierto por la Creación del mundo que alcanza su plenitud en la Pascua de Resurrección. Pero hay dos que adquieren un especial protagonismo, y sobre las que Juan Pablo II tiene mucho que decir: la vocación artística, y la relación entre arte y religión.