Kleist, en sus obras, y principalmente en esta que nos ocupa, Michael Kohlhaas, abordó los problemas del hombre desde un punto de vista simbólico, mediante situaciones que, a manera de parábolas, nos describiesen el absurdo en que se mueve la existencia humana, la prisión en que se debate el hombre y el vacío a veces aterrador que se esconde detrás de los grandes conceptos, en este caso el de la justicia.