El autor —capellán universitario acostumbrado a dialogar con jóvenes— explica en este libro la sexualidad desde una visión cristiana. Para ello se remite a un ámbito mucho más amplio e imprescindible: la afectividad. A lo largo de la historia, por diferentes razones, se pretendió olvidar o negar sentimientos y emociones para acentuar los aspectos intelectual y volitivo. Sin embargo, inteligencia y voluntad se apoyan en la normalidad de una vida sensitiva.