Los tres cuentos tienen un fondo común de tristeza y desgarro, presentando la estrecha situación social de la mujer meridional italiana en los principios de nuestro siglo. Pero la sensibilidad afligida de Maria Messina no tiene nunca el menor atisbo de reivindicación explícita, de feminismo beligerante; al contrario, te gana para esa causa con la ternura de unos personajes “humildísimamente humildes”.