"Aquel amigo de mis hermanos que estudiaba en el Pilar sostenía que tanto las derechas como las izquierdas eran una birria impresentable, y que él, si pudiese, sacudiría lo mismo a unos que a otros.
—¿A todos los sacudirías?
—¡Hombre!, a todos, no. Ponía mucho empeño en que aprendiésemos una música nueva que nos canturreaba con gran secreto; según él, era una música peligrosa: el Cara al sol.
—Que no os la oigan cantar en vuestro barrio, ¿eh?