La construcción en 1966 de un nuevo instituto de enseñanza media en Getxo desentierra la historia del hombre solitario que decidió recluirse en el solar y cuidar de una higuera al poco de acabar la guerra civil. Se trata de Rogelio Cerón, uno de los falangistas que fueron casa por casa para llevarse a fusilar contra las tapias del cementerio a varios de los hombres de Getxo.