Que la sociedad actual es, ante todo, una sociedad informacional —donde el intercambio y la acumulación de productos están dejando paso al intercambio y atesoramiento de información como indicador de poder y riqueza— es un tópico admitido desde hace tiempo. El de información se ha convertido en un concepto abarcador que comprende bajo su dominio desde el más elemental intercambio simbólico hasta el fenómeno de los medios de comunicación de masas o el reciente y trascendental salto producido por las redes de comunicación.