En las vísperas de la navidad de 1939, Louis Bouyer, pastor de la Iglesia Reformada de Francia, escribe a sus superiores solicitando la suspensión en el ministerio. Pocos días después, en el monasterio benedictino de Saint-Wandrille (Normandía, Francia), hace su profesión pública en la fe católica y es acogido en el seno de la Iglesia, recibiendo la confirmación por parte del arzobispo de Rouen. Era el 27 de diciembre de ese mismo año.