Poco antes de ser asesinado, Julio César escribe a Marco Bruto, inspirador de la conjura que pondría fin a su vida, una serie de cartas imaginarias en las que sintetiza su historia personal y las razones últimas de su modo de pensar y actuar. El propósito del autor de dar a conocer a nivel general el hoy en día poco conocido mundo clásico está realizado con acierto.