París, año 1586 de Nuestro Señor. En la oscuridad de la urbe más populosa del siglo XVI se oculta un veterano capitán de los tercios españoles, Forcada. Taciturno, endeudado y de espada fácil, no es un dechado de virtudes, pero sí el espía más eficaz al servicio de su católica majestad Felipe II; el personaje que mejor se mueve entre las sombras y la retaguardia de los grandes enemigos del Imperio español.