Tras el desastre del 98, las marinas españolas quedaron postradas, ante la indiferencia de muchos españoles. La Liga Marítima Española, en su Primer Congreso Marítimo Nacional, tocó a rebato, despertando la conciencia marítima de los españoles. Algunos de sus acuerdos se transformaron en realidades al aprobarse las leyes de 1907, 1908 y 1909, que al ser llevadas a la práctica renovaron la marina de guerra con diversos planes de escuadra, especialmente el de Maura- Ferrándiz.