Herbert Molin, policía sueco jubilado que vive en su granja, en el pueblecito de Härdjedalen, muere de manera brutal: literalmente, el asesino lo ha matado a latigazos. La policía descubre alrededor del cadáver huellas sanguinolentas muy extrañas, como si alguien hubiera ejecutado en torno a él unos pasos de baile. Un antiguo compañero de Molin, el joven Stefan Lindman, decide viajar a Härdjedalen para averiguar lo ocurrido.