Nieves pasa su infancia en Marruecos. Son los años cuarenta del siglo pasado y muchos españoles, sobre todo militares y funcionarios, pasan alguna temporada en el Protectorado. Desarrollan las tareas propias de una administración colonial: mantener la paz y despachar los asuntos cotidianos de acuerdo con las instrucciones de Madrid. Nieves nos transmite el pintoresquismo de su lugar de residencia, la aldea de Beni-Sidel, a través del cristal maravillado de su infancia y de la admiración hacia sus padres: el capitán Villanueva -un andaluz imaginativo y alegre- y su dulce esposa gallega.