La muerte llama al arzobispo tiene elementos propios de un western: Nuevo México es un territorio de frontera, donde la autoridad está poco asentada, y allí conviven indios, mexicanos, yanquis y hacendados. Pero los protagonistas, que recorren el territorio a lomos de mula, son dos curas católicos franceses, que no buscan riquezas sino revitalizar unas misiones medio abandonadas, armados de evangelio y breviario, aunque también llevan la pistola por si el asunto se pone bronco.