Un sol cegador entra a raudales cuando la esclava y curandera Josefina descorre con energía los cortinones. Fuera, en ese luminoso abril de 1655, la ciudad colonial de Santo Domingo rebosa un bullicio y una alegría que no se respiran en la habitación en penumbra donde se refugia Catalina de Montemayor y Oquendo. Pero ¿qué sabrá la criada de esta joven que vive en silencio, sumida en sus recuerdos, desde que llegó a la isla de La Española? ¿Qué historia guarda para sí?