Jorge Fernández Díaz es un político de vocación y de raza. Barcelonés desde los tres años, aunque de raíces vallisoletanas y navarras, profundamente catalán y, por ende, español, empezó su carrera política como gobernador civil el más joven de España primero en Asturias y luego en Barcelona, donde vivió una angustiosa noche de tensión en el Liceo por una amenaza de bomba en la víspera de la inauguración del Mundial de fútbol de 1982.