Se acomete una de las tristezas más importantes para los griegos de la primera mitad de nuestro siglo, lo que supuso la pérdida de territorios en Anatolia y el éxodo masivo hacia el continente de más de un millón y medio de refugiados. Y el desvanecimiento del sueño nacional que representaba el Egeo como mar griego, y las provincias de Sardes y Esmirna como avanzadillas del europeismo helénico frente a Asia.