El detective Harry Bosch, que fue como una rata de túnel en Vietnam, perteneció casi tres décadas al cuerpo de Policía de Los Angeles en la sección de Homicidios. Ahora, insatisfecho y decepcionado por el funcionamiento del cuerpo y porque su vocación nunca fue esa, ha dejado su placa a los cincuenta y dos años. Sin embargo esto no significa que no quiera seguir investigando; más bien al contrario, así que reabre aquellos casos que no pudo resolver en su etapa en Homicidios de la Policía.