Ronald Knox, hijo del Obispo anglicano de Manchester, fue de los alumnos de Eton y Oxford más brillantes de su generación. En 1917 se convirtió al catolicismo. Evelyn Waugh ha dedicado a su amigo esta obra maestra, llena de afecto, de ingenio y de sobriedad, escrito con un estilo que habría entusiasmado a su protagonista y con un tacto exquisito.