“Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo”. Así predicaba san Pablo a los Atenienses, que adoraban al Dios desconocido. Ellos esperarían un discurso sobre un Ser extraño, incognoscible. Pero Pablo trató del Creador, que ha plasmado una tierra habitable, cuyo sol brilla y cuya lluvia moja. ¡Qué grande es la pregunta sobre Dios, si Dios es el Creador! Pues es así pregunta por los horizontes, el origen y la plenitud de la vida. Y el camino para responderla es (fuerte paradoja) el humilde de la carne.