Desde 1942 hasta 1949, Orwell trabajó para el Observer escribiendo reseñas literarias y artículos de actualidad desde sus corresponsalías en el extranjero.
Los temas fueron tan variados como sus intereses: recuerdos de la España de donde tuvo que huir para que no lo liquidasen los delegados soviéticos, la situación en la India mientras las tropas japonesas avanzaban kilómetros hacia el interior de China, un breve análisis del pensamiento de Oscar Wilde o la crítica (positiva) del clásico del liberalismo Camino de servidumbre de Friedrich Hayek.